Apenas terminaba de acostumbrarme a la
idea del post anterior y resulta que se compromete mi primo con su novia de la
universidad. Justo hace unos días platicaba con ella sobre vestidos y me
mostraba el modelo que había elegido "por si algún día se casaba". ¡¡¡Felicidades Nic y Chinito!!!. Ahora empieza la cuenta regresiva para la boda. Va a ser prácticamente la
primera boda formal entre los nietos de mi abuelita. Desconozco aún los
detalles. Realmente no me gustan las bodas, pero las despedidas de soltera no
me caen tan mal. Aunque hay de casos a casos.
La primera a la que debí asistir resultó
ser de tipo religioso. Recuerdo que me tocó llevar un crucifijo.
Lamentablemente un contratiempo me hizo llegar cuando todo había terminado.
Hasta esperé 10 minutos en el auto para cerciorarme de que todos los rezos
estaban concluidos. Así que con el dolor de mi corazón me bajé, ofrecí una
disculpa y llevé mi botella de herejía con vodka a casa de unos amigos.
La semana siguiente fue la despedida
vulgar. Nos fuimos a un antro gay, de esos con strippers. La novia, su mamá, mi
mamá, mi tía y una amiga se lanzaron al evento del día junto conmigo. Esa noche
dio un excelente show Regina Orozco. Como se hacía tarde para las señoras y los
hombres no salían, mi madre, impaciente cuando se trata de perder horas de
sagrado sueño, se levantó casi violentamente para salir del lugar alegando una
fatiga extrema. Ya se preparaban todas para salir cuando las luces se apagan y
la voz de la Mami Blue anunció:
"Y ahora, directo desde la colonia
Alemán, oriundo de Guadalajara, Jalisco, presentamos a …. JEAN PAUL!!!!!!"
Me imagino que así se escribe porque
sinceramente escuché "yampol". Pues envuelto en humo y cuero negro,
muy a lo Matrix combinado con Steven Seagal y el bailarín moreno de Caló
aparece el hombre sobre el escenario bajo un reflector blanco. La música empezó
y la gente gritaba y aplaudía. Volteé a ver a mi madre para preguntarle si nos
íbamos ya cuando la veo, con la bolsa en la mesa otra vez, bailando y aplaudiendo
con la sonrisa de nuca a nuca. Mi tía un poco boquiabierta aplaudiendo sentada
y la mamá de mi amiga discretamente me llamó para preguntarme "Oye hija ¿Y
cuánto cuesta el privado?" No recuerdo cual de todas tuvo el atrevimiento
de sacar un billete de 20 para ponerle en la trusa… o donde apretara. Al final
de la noche, como por ahí de las 3 o 4 de la mañana, todas regresamos a
nuestros hogares con una sonrisa. En mi caso también con varias carcajadas.