miércoles, 19 de marzo de 2014
Tarta fría de limón
Tarta fría de limón. Imagen por Carol Cárdenas |
INGREDIENTES
½ Taza de jugo de limón natural**
3 paquetes de galletas Marías (aprox.)
1 lata de leche condensada
1 taza de leche evaporada
150 gr de queso Philadephia
Cerezas para decorar
PROCEDIMIENTO
Licuamos las dos leches con el jugo de limón. Éste último lo vamos agregando poco a poco hasta que espese la mezcla.
Agregamos el queso Philadelphia y licuamos hasta tener una mezcla homogénea.
Colocar algunas galletas como base en un refractario o en una copa y luego cubrir con un poco de la mezcla, colocar más galletas y repetir sucesivamente. La última capa que pongamos debe ser de la mezcla.
Cubrir el refractario con papel aluminio y refrigerar como mínimo 1hr.
TIPS: Les recomiendo utilizar leche condensada “La Lechera” porque lo intenté alguna vez con otra marca y la mezcla no espesó.
Puedes agregar cóctel de frutas a la mezcla para darle otro sabor (no se licúa).
Si quieres porciones individuales, puedes hacer la tarta en un refractario grande y luego dividirla usando un cortador con la forma que desees.
Otra manera de servirlo sería a modo de pay, usando una costra de galletas molidas con mantequilla.
** Puedes aumentar o disminuir la cantidad dependiendo de qué tan agridulce te gustaría que quede.
Por Carol Cárdenas
Queremos y podemos
La mujer actual, sus expectativas y sus realidades. Imagen por Noniko. |
Este día fue proclamado para revisión y reflexión sobre el papel de la mujer en la sociedad. Si bien los avances han sido demasiados, podríamos considerar que también se ha malinterpretado esta fecha por algunos sectores como algo sumamente supérfluo y carente del sentido original.
La mujer ha tratado de liberarse del dominio machista desde tiempos inmemoriales, tanto que ha sido parte importante de la literatura de todo el mundo.
Si nos vamos por esta parte, podemos tomar a la Lilith hebrea, supuesta primera mujer de Adán, que se rebeló a ocupar una posición sexual inferior, por la que se le satanizó y posteriormente reemplazó por Eva. Lilith termina como madre de vampiros y demonios, alimentándose de la sangre de niños recién nacidos y otras barbaridades para condenar la libre expresión y el goce femenino.
En Grecia Hera, madre de dioses y esposa de Zeus, vive siempre en tensión por las múltiples infidelidades de su hermano y marido (no se casen con sus hermanos).
Luego, muchos años después, vino Disney a decirnos que el amor es a primera vista y se encuentra siempre a la mitad de un bosque. Fíjense cómo todas estas historias son ficticias, la realidad es diferente.
Estos son los arquetipos con los que hemos vivido hasta ahora, y si es cierto que tenemos ahora tenemos la opción de decidir o no vivir en ellos, pareciera que nos gusta permanecer con una falsa tiara en la cabeza.
Mujeres reales, de todas partes, hicieron lo posible para eliminar todo esto y hacerse escuchar. Si recordamos las verdaderas historias de princesas en el mundo están, en efecto, rodeadas de lujos, pero tienen vidas emocionalmente miserables y complicadas. Valdría la pena hacer un recorrido en la corte real de Enrique VIII, mejor conocido por hacerle la vida imposible a sus reinas que por ayudar al pueblo.
Brincando el charco y unos años, durante la Revolución francesa se produjeron las primeras peticiones formales de derechos políticos y ciudadanía para la mujer, cuando en 1791 se escribe la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana. En este documento se exponía la equidad entre hombres y mujeres, así como su derecho al voto y su inclusión en asuntos sociales.
Posteriormente, los primeros movimientos feministas (como tal) a finales del siglo XIX, exigían planificación familiar, la maternidad libre y la separación entre sexualidad y reproducción, así como el uso de anticonceptivos artificiales. Sobra decir que esto significó un shock importante para la iglesia, cuyos adeptos se santiguaron infinidad de veces para evitar esta clase de acciones impuras.
Un poco más tarde, en agosto de 1910, en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas reunida en Copenhague, se reiteró la demanda de sufragio universal para todas las mujeres y, a propuesta de Clara Zetkin, se proclamó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Así se fueron dando múltiples hechos históricos para lograr lo que tenemos ahora, nuestros derechos civiles.
Eso no nos exenta de nuestras obligaciones, como asumir todas las consecuencias de nuestras decisiones o errores. Sobre todo en cuanto a la maternidad. ¿Estamos tomando nuestras precauciones? ¿Sentimos todavía la culpa de embarazarnos sin estar casadas? ¿Seguimos pensando que él tiene que comprar los condones? Tal vez sí, pero también es obligación nuestra cuidarnos a nosotras mismas, con anticonceptivos y con métodos para evitar los contagios de enfermedades de transmisión sexual. Parte también de nuestros derechos está el de la imagen. El someternos o no a estándares de belleza o usar algún producto determinado. Aquí, lo triste radica en cómo muchas mujeres aún basan su “look” en lo que les gusta a los hombres. Claro, son completamente libres de hacerlo.
Desafortunadamente hay algo que caracteriza al ser humano y no es el raciocinio (definitivamente no). Estamos hablando de criticar y etiquetar a la gente.
Usar palabras como “zorra”, “puta”, “gorda asquerosa” “pinche anoréxica” es común en nuestra sociedad. No digan que no, alguna vez lo habrán escuchado y/o usado. Que sea común no significa que sea bueno, solamente es aceptable. Como la Coca-cola. Es difícil sacarse el vicio.
Frases como “me cae gorda” son de uso frecuente, pero por qué no decimos “me cae mal”. ¿O tendría sentido decir “me cae gorda esa pinche flaca”? ¿Gorda es malo y flaca es bueno? ¿Pero si le pongo el “pinche” en medio son dos negativos y se convierte en positivo?.
Mientras carbura el filosoraptor podemos continuar el año reflexionando realmente sobre nuestro papel en la sociedad como mujeres. De entrada, no somos iguales a los hombres, pero podemos tener los mismos derechos, y también las mismas obligaciones.
Tenemos derecho a ser respetadas incluso entre nosotras y a no ser juzgadas por nuestro tamaño, color de piel, preferencias sexuales o diferencias de capacidades. Hagamos que ser mujer sea una motivación para hacer las cosas y no un pretexto para arruinarlas o detenerlas. No alimentemos estereotipos... a muchas nos valen gorro los zapatos.
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