sábado, 9 de julio de 2011

Con ánimo nuevo :)

No había escrito por diversas razones. Estar apartada del mundo es un problema, sobre todo para alguien que necesita expresarse de alguna u otra manera sobre uno mismo y sobre su entorno. Alguien que trata de ocupar la libertad de expresión hasta donde llegan sus propios derechos para no arrollar los de terceros, aunque no siempre se logre.


No es fácil dar una opinión, ser asertivo, como decía mi papá, es completamente imposible, y para pulir el estilo se necesita mucha práctica, estudios, sentido común y, por supuesto, inspiración. En estas fechas que dejé descansar el blog (a riesgo de perder a los fans jajajaja), no ha sucedido, o al menos no me he enterado, de nada que pudiera despertar a mi musa. O tal vez he dejado de prestar atención. A mis prioridades se agregaron otras cosas, pero que al mismo tiempo me han hecho descubrir el verdadero significado de la frase "Las cosas pasan por algo".


Después de años y años de luchar contra mi misma, contra mi cuerpo, echarle la culpa a la genética, a los bimbuñuelos y a la chicharra de los domingos, he llegado al punto (de un largo proceso) en el que puedo decir que ya se por qué soy como soy, por dentro y por fuera, por qué he pasado por veintisiete años de altibajos, desde los tragos más amargos hasta las más dulces satisfacciones, y solo de pensar en las experiencias que me faltan me cargo de energía. El objetivo es llegar al final de mi vida sabiendo que la disfruté, aprendí y pude transmitir un poco de los resultados. Saber que no le tuve miedo a ser feliz solo por que mi manera de vivir o de pensar está fuera de los estándares sociales impuestos por una minoría. Quiero arriesgarme con inteligencia, sentir con conciencia y grabar con cincel en mi memoria cada instante y cada rostro que aportaron algo para formar mi identidad. 


Es cierto, buena vibra atrae buena vibra... no hay que caer.

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