
Después de que se nos acabó la barra libre nos lanzamos a otro barecín a escuchar rock y a que mi amiga sacudiera el bote, ella festejaba su recién adquirida soltería.
Hasta aquí, solo habíamos pagado $160 entre las dos. Llegamos, pedimos una caguama, pagué los respectivos $50 y nos quedamos en la barra. Cuando de prontro otra caguama hace su aparición junto a nosotras. "De parte de aquí el señor", dijo el barman. P*ta, yo no quería ni voltear a ver, así que con el cabello en la nariz levanté el vaso y grité a todo pulmón para sobresalir un poco entre las fabulosas melodías de "la arrolladora" "¡Graaaaciaasss!", pero la jugada no era conmigo. Yo bromeaba con mi amiga en mambo porque fue con un vestidito y yo le gritaba albañileramente "¡¡¡¡A la de rrrrrojooooo...!!!!". Pues si el "diyei" le hubiera bajado dos rayitas al Buki hubieramos podido escuchar a medio bar piropeando a mi compañera con los ojos. Y el maestro de al lado (dijo que era maestro de inglés) fue la primera víctima de sus encantos. Si llevaron la cuenta habrán notado que hasta ese momento ya habíamos gastado la millonaria suma de $210. Pues hasta ahí llego.
El generoso galán se dedicó a rellenarnos el vaso conformándose solo con un pestañeo de la señorita y dos o tres rolas de banda. Y, todavía preocupada por su alcoholizado bolsillo (porque la verdad es que ya andaba medio pedo el wey) le dije amablemente "Oye, muchas gracias, no te preocupes por nosotras, te ves muy cansado, por qué no te vas a dormir", y el muy indignado me contesta "¿¿¿Y por qué me estás sacando??? Ah, 'ta bueno, pos jódete, pensé, y me tomé otro vaso. Mientras tanto mi amiga andaba en el baño, según yo. A punto de ir a buscarla con chancla en mano para ahuyentar a sus moscardones aparece muy sonrosada (pegóse su chicle en la mesa de atrás), y se pone a bailar otra vez con nuestro benefactor. No tarda y se me pega un cabrón que ya se le había acercado a ella cuando llegamos.
"Oyeee, psss de dónde vienennnn, yo soy de Tolucaaaa"
"Nosotras somos de aquí."
"Ahhh (piensa un momentito mientras se mece cual bugambilia al viento) y ya llevan tiempo aquí?"
"Si, ya varios años"
"Ahhhhhh (se mece) ¿Y no les da miedo andar solitas?"
"No, para nada, ya conocemos bien, aparte yo la cuido..." Y con una severa mirada y voz de Juan Ferrara le solté la frase que mató toda su ilusión: "...me la encargó su mamá".
"Ah....... pues, ahi las veo luego, ahi lueg..blegh...regreso... (se mece, me da la mano y se va)".

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