sábado, 24 de marzo de 2012

Amores de barra

O de mesa blanca de plástico con logo de cerveza popular. Tengo una amiga que tiene pegue con tortilleros, panaderos, taxistas, gaseros, jardineros y su cúspide fue dejar aturdido de amor al vigilante del periódico donde trabajamos, al que le llevaba como 10 años. El muchacho hasta pidió un lugarcito en los anuncios clasificados para expresarle su amor por medio de un escrito con ternura adolescente. Incluso, una vez en el billar a donde solía ir con mi novio en turno, Chibi (el bartender) me dijo: "¡Si esa chaparrita fuera mía no me vuelven a ver del puro encerrón!". Me acabo de atragantar con mi horchata solo de acordarme jejeje... 

Tengo otras dos amigas que atraen turistas como si regalaran tacos en la plaza. Una se comunicaba por señas, humo, crayolas, lo que fuese... y la otra los ahuyentaba porque no le servían para nada. (Memorándum, preguntarle a Luz con qué se baña). A otra le llueven los taxistas casados y en el otro extremo estamos las presas de alcohólicos reconocidos, porque para nuestra desgracia, siempre hay alguien que los termina por conocer.

- "¡No mames, Doris!¡¡¡O sea, éssseee cabróooonnnnnn!!!" 

Y si eres cliente asíduo del lugar, la mesera, el cantinero, el vigilante, los de la banda y hasta la doña que te da el papel en el baño te ven con cara de "Sé lo que hiciste el fin de semana pasado". El problema es que a veces una no lo sabe, porque no se acuerda. Otras veces, estando conciente, sales corriendo al menor acoso.

Ayer salimos, una amiga y yo, a un bar cerca del trabajo. Casi a la hora del cierre nos hacen plática unos pintorescos personajes de la mesa de junto. Me levanté al baño, y cuando volví, me dice mi amiga: 

-Ese viejo de ahi te está moooooooooooooorboseando desde hace rato. Hasta me preguntó si eras casada.

Pues después de un rato me volví a levantar al baño, la cerveza hace estragos en mi vejiga, y cuando regresé, mi amiga ya estaba rodeada cual visir en su harem con dos de los tres figurines que alegremente nos insistían una y otra vez que los acompañemos "a seguirla" a otro bar, uno de ellos defendiendo el orgullo de los antros veracruzanos (recomendadísimos los de mala muerte, porque así lo dijo), su devoción a Josefina Vázquez Mota y haciendo uno que otro comentario despectivo sobre la torpe carrera política de "Ibom". Otro con media dentadura le mentaba la madre en maya (yo le hacía coros con el pensamiento) y el otro no dejaba de ver mi bolsa para ver a qué hora se la iba a estampar en la cara a su amigo. Y todavía con la inocencia nos preguntan:

-¿Por dónde viven amigas?
- ¡Lejos! ¡En Bosque Real! (vivimos a 6 cuadras).
- ¿Y no quieren acompañarnos a otro lado?
- Nooo, gracias, ya tenemos sueño (nos terminamos durmiendo a las ocho de la mañana).

Ante la negativa a incluirnos en su fiesta, el trío se dirigió a su siguiente destino mientras nosotras pagábamos apuradamente la cuenta para desaparecer en las profundidades de la colonia ejidal, eso sí, antes de que salga el sol.

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