martes, 3 de mayo de 2011

Hace casi 6 años

La industria de la moda recibió todo el peso de la realidad. Para ser más precisa, se llevó a cabo el primer desfile de talla extra en la ciudad de Milán, en septiembre de 2005, a cargo de Elena Miró (al cual le dedicaré un post posterior), parte del grupo Miroglio, quien define su empresa como un lugar "donde no se trata de ocultar a la mujer que usa esas tallas, sino de algo tan lícito como embellecerla".

Según el reportaje, el 35% de las mujeres europeas actuales supera la talla 46 (aproximadamente un 2XL para nosotras las mexicanas). Tal vez por su volumen, tal vez también por su altura o por una combinación de ambos. Eso significa que había un muy importante sector desperdiciado y por supuesto, discriminado. Sabemos los cánones que rigen la alta costura, la industria se mueve entre cuerpos sumamente delgados, carentes de líneas orgánicas pero con excedente en desórdenes alimenticios.

Entre burlas, bajas expectativas y el morbo característico a las ansias de ver fracasar al prójimo, ésta primera exhibición resultó ser todo un éxito y un parteaguas para los eventos que se realizaron en años posteriores. Tanto así que existen marcas especializadas en múltiples rincones del planeta, algunos de los cuales se han publicado en este blog, en entradas previas. Muy pronto a la mujer no le dará miedo tener un cuerpo que no esté "a la altura" de los estereotipos que nos imponen las grandes compañías. Podremos ser nosotras sin mortificarnos, pero eso sí, física, mental y emocionalmente saludables.

Fuente: El país.com

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