sábado, 7 de abril de 2012

Mes espeluznante


El Halloween deberían correrlo a marzo. Soy un poco escéptica para la mayoría de lo que incluya cosas sobrenaturales, aunque me gustan mucho las historias oscuras y la mitología. Incluso, por una amiga, aprendí a leer un poco el tarot. Hice mi mazo y todo, y ahora, no lo encuentro.
Desde que me mudé al departamento donde hasta dormía hasta hace una semana, todo estuvo muy tranquilo hasta que... chan chan!!!!! Pasaron cosas de lo más extrañas. No pudimos más y decidimos movernos. La historia va masomenos así:



Mi room mate afirma que todo empezó desde que se mudó en diciembre. Yo la verdad, nunca sentí nada extraño, más que empezaban los frentes fríos. Para mí, todo empezó hace tres semanas cuando a una amiga le tocaron la puerta y la llamaron por su nombre. La muy puerca salió a abrir en toalla... y no había nadie. Posteriormente, a mi mamá le hablaron desde mi teléfono, pero no era yo. Yo estaba dándome una ducha en ese momento. En la tarde, ese mismo día, la puerta del lavadero se azotó. Mi amiga estaba sola y llegó corriendo al trabajo a contarme. Esa puerta, juro por mi vida que jamás, en los 7 meses que viví ahi, se había abierto de golpe, ya que se cierra firmemente aún sin el pasador. Además, en ese lavadero no corre ninguna corriente de aire. Siempre me asaba lavando mi ropa. Uno o dos días después, empecé a decir cosas y a hacer ademanes que jamás en la vida he usado. La persona con la que estaba hablando en ese momento me dijo que hasta cambió mi cara y mi voz. Al sentirme tan rara lo primero que me salió de la boca fue "Vete, déjame, vete".
"¿Pero qué dices? ¿Por qué dices eso? ¡Eh! ¡Mírame! ¿A quién le hablas?", me dijo la otra persona. Solo recuerdo que su voz se escuchaba muy muy lejos. De repente, sentí como si me hubieran quitado un enorme peso de encima, pero no el que quiero, rayos, aún tengo mi panza en el mismo lugar. Me sentí normal y empecé a platicar como siempre, hasta que sentí un empujón en mi espalda, como si alguien se hubiera recargado en mí. No pude más y me puse a llorar de la desesperación.

Un poco (mentira, bastante) asustadas recurrimos a una persona especializada (prima de mi amiga, por lo que no nos cobró jejejeje). No esperábamos gran cosa ya que teníamos presente que seguramente todo era mental. Incluso la prima nos dijo lo mismo. "Se están sugestionando coño, no hay nada". Pero llegó con todo el kit y nos dijo que nos pusieramos un cinturón rojo, ya que el ... espíritu... o lo que sea... al tratar de encarnar, lo hará por la parte del tuch ("ombligo" en maya, para los no ilustrados en la materia). Durante los "rezos" porque no sé cómo se les digan, la temperatura empezó a bajar en la parte inferior de la habitación, corriendo una gélida brisa de izquierda a derecha (las corrientes de aire en el departamento van de derecha a izquierda por la posición de las ventanas). En el momento en que yo pensaba "¡Uayyyy! ¡Ahí está esa madre!" la que realizaba la ceremonia (o ritual o no sé) dijo "Sí hay algo aquí". El frío se pasó a mi espalda, como rodéandome, y cuando giraba por mi costado izquierdo mi amiga (que estaba precisamente a mi izquierda) dijo "Ay... se me hela la pierna derecha..." Aparentemente, esa cosa estaba buscando por dónde entrar. En fin, el ritual se hizo y me dieron las siguientes especificaciones:

a) Enterrar el carbón quemado durante la ceremonia y ofrecérselo a la tierra
b) Colocarme agua bendita en la frente, el pecho y el ombligo.
c) Poner sal en grano en unos trastecitos dentro de la casa para que absorba las malas energías.
d) Rezar un poco.
e) Prender incienso (copal de preferencia). 


Lo que yo hice:


El agua bendita y el rezo eran obligados por las noches. Compré unas varitas de copal y prendía una de cuando en cuando. La primera la soplé, después me acordé que me dijeron que no sople nada, ya que la saliva, al salir del cuerpo, es como maldecir. El carbón... bueno, lo enterré a la semana siguiente, por hueva, cruda, desvelo continuo por los sustos y por confiada "Ah, ya está, ya no pasa nada". ¿Cómo que no pasa nada? Una noche antes de que saliera corriendo cual dama de honor por el ramo, escuchamos un ronquido. Yo arriba, en la hamaca y mi amiga abajo, en su colchón. Me moví y le dije "¿A poco ya te dormiste?" Y la otra me contesta "No. ¿No fuiste tu?" Y acto seguido se sacude la esquina derecha del colchón. Yo lo sentí porque tenía mi pie en el mismo, para mecerme en la hamaca. Lo que quedó de la noche dormimos con la computadora prendida para poner música y no pensar en lo que había pasado. Desperté con Sussi 4... como a las seis de la mañana. Bendito sol. Desperté a mi amiga como a las nueve para enterrar el carbón y regresamos para que mi roomie me dijera "A mí me abrieron la puerta del cuarto, como a las tres de la mañana. No pude dormir después de eso".  A nosotras nos pasó lo antes descrito entre las dos y media y las tres. Al poco rato hablé con el dueño y apenas hasta hoy pude entregar el departamento.Ni modo, regresé a vivir por el momento a casa de mi madre, crucifijo en mano. El dueño del departamento se pegó una carcajada pero al menos ese lugar ya no es mi problema.

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