sábado, 11 de junio de 2011

El "arte" de ligar

Hay personas a las que se les da como respirar. A otras les cuesta un poco más de trabajo y estamos otros que tenemos la coquetería estreñida. No voy a dar una cátedra de cómo hacerlo porque, como dije, entro en la tercera categoría. Pero encontré unas anécdotas de una mujer (a la cual llamaremos Urgencia) a quien creo que le ha ido peor que a mi en ese sentido (y eso es decir mucho).


Su historia la resume en tres citas. La primera fue en su trabajo. Conoció al hombre a través de la ventana, la saludaba y se acercaba a platicar con ella. De hecho su primera línea fue "Disculpe que se lo diga, pero tiene la sonrisa más hermosa que he visto en toda mi vida". Como buena mujer a la que le encantan los halagos, Urgencia se dejó llevar y comenzó a salir con él. Era un hombre atento y romántico, suficiente para ilusionarse un poco (según ella). Todo iba muy bien hasta que él le pidió que, por favor, lo dejara en el lugar donde vivía... que resultó ser un refugio para indigentes... sobra decir que el tipo era un aprovechado y la protagonista terminó por mandarlo al caño en poco tiempo.


El segundo resultó ser un tipo que además de ser un completo desconsiderado, tenía los modales de un jabalí en estampida. Pero por qué accedió salir con alguien así. Urgencia estaba enamorada del amigo de este engendro. El cual nunca le hizo caso. Ahora, cuándo lo dejó... después de la primera noche de sexo. Ella cuenta "Lo tenía del tamaño de un dedal. No soy exigente en cuanto al tamaño pero ¡Por Dios! ¡Denme algo con lo cual trabajar!"


El tercero... Virgen Santa, cuando lo leí no lo podía creer. Urgencia y su amiga Fulmina fueron a un bar. Fulmina sonsacó a Urgencia para que se pusiera una camiseta que decía "Para una noche loca, informes aquí". Obviamente no faltó quien se le acercara. Se presentó un caballero un poco entrado en años pero atractivo. Fulmina se presentó como casada y dejó que Urgencia hiciera el resto. El señor se la pasaba hablando de sus autos, sus viajes y cuanta cosa creía que les pudiera parecer interesante a las mujeres. En una escapada al baño, Fulmina le advirtió a Urgencia del nivel nefasto del "Don". A Urgencia no le importó y terminó llevándolo a su casa, después de unas copas y unas candentes caricias por debajo de la mesa, mientras Fulmina le repetía que como buena "Pepe Grillo" no iba a dejar de advertirle sobre el tipo y las consecuencias de terminar la noche con él.


Ya en casa de Urgencia, las prendas empezaron a salir disparadas por todos lados de la habitación, cuando, de repente, el hombre se queda perplejo y exclama "Oh, my..." Urgencia dijo "Pero no era una expresión de erotismo, era de confusión. Pero al mismo tiempo a mí me dejó confusa porque, desde luego, él sabía a lo que iba, no soy ninguna modelo de Victoria Secret" Cuando Urgencia le preguntó qué le pasaba, el señor le respondió en temeroso "¿Qué no eras hombre?"


¿¿¿WTF??? -dijo Urgencia- y todavía me dice ¨No te preocupes, aún podemos hacerlo". ¡Pero por supuesto que no! No habían pasado ni dos minutos de la vergonzosa escena y le llama su esposa al celular. El tipo, tartamudeando, le contesta a su señora que ya va para su casa, que se quedó platicando con unos amigos de la oficina. Todavía tuvo el cinismo de pedirme que lo llevara a su casa y yo acepté con tal de deshacerme de él. Cuando se bajó del auto dijo ¨Dame tu teléfono para vernos de nuevo¨.  Clutch, primera, acelera.

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