lunes, 6 de febrero de 2012

El que quiera, que me quiera... el que no, pos no...

Debido a numerosas circunstancias que se han resistido a desaparecer de mi vida ( y que desafortunadamente su erradicación no depende de mí en lo más mínimo), he entrado en una horrenda etapa de ansiedad que me ha hecho tragarme un paquete entero de galletas soles en menos de una hora.
Soy realista, no le hecho la culpa a mi tiroides, ni a la comida regional, ni mucho menos al pobre Mike que me tienta a surtirme cada vez se para a media redacción y dice "Voy a la tiendaaaaa". No me queda mi ropa porque como demasiado, y como demasiado porque no puedo controlar mi ansiedad, porque lleno mi espacio emocional con algo tangible, llámese comida, cigarro y/o alcohol... y si me va bien, con los tres la misma noche (qué promiscuidad XD).
Ya conozco mi problema, busquemos soluciones.



  • a) Una escopeta: con balas membretadas  para cada hijo de Caín que ha aportado su granito de arena a esta situación.
  • b) Un bozal: así evito herir susceptibilidades, gastar saliva en gente que no lo merece u ofender a gente inocente  que no ha cometido ningún otro crimen mayor a tropezarse conmigo el día de hoy.
  • c) Tapones para los oídos: hoy le comentaba a mi "roomie" que la libertad de expresión de los demás termina con mi derecho a no escuchar pendejadas. Además, las escopetas hacen mucho ruido.
  • b) Pasiflorine: Mi madre me lo sugirió hoy, después de comentarle todo ésto.
Y siendo honestos, tiene razón, pero no soy la única. Nunca falta ese neurótico que te asalta diciendo que ya está hasta la madre cuando tu solamente le preguntas cortésmente cómo está. A veces, uno simplemente entra en el momento o en el lugar equivocados y se va creando ese horrendo círculo de "no te soporto", pero en realidad, uno no se soporta a sí mismo. Claro, uno ve las cosas solamente desde su perspectiva. Yo quiero lanzar granadas pero no he visto que hay unas 20 hacia mi. 

Nadie se escapa, somos todo menos inocentes y sí, escribo esta entrada para desahogarme tranquilamente, hacia gente sin nombre, para no herir, para que me digan que soy una exagerada y una histérica, que soy una amargada. Prefiero eso a decírselos en la cara, porque la gente no quiere escuchar, y francamente, yo tampoco. El que lo desee puede cerrar esta página y no volverla a abrir, está en su completo derecho.

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